NUESTRA MADRE LA VIRGEN MARÍA.VIRGEN ANTES Y DESPUES DEL PARTO

02:13

¿Qué dice la Biblia?

No encontramos en la Biblia una declaración expresa de la virginidad de María después del parto, pero sí nos ofrece los datos necesarios para deducir, por una reflexión de fe, que María conservó siempre su virginidad.

Ella misma afirmó su propósito al preguntar al ángel en la Anunciación: “¿Cómo será eso, pues no conozco varón?”. Hay que destacar que María no dice esto como joven soltera, sino como la desposada de José. Es claro que implica un propósito mutuo de virginidad.

Si en el momento de la Anunciación María ama de tal manera su virginidad que llega a ponerla como dificultad al anuncio del ángel, no es posible explicar un cambio de esa mentalidad de María después del nacimiento de Jesús. Tampoco por parte de Dios se entendería que hubiera habido motivo alguno para hacer un milagro que conservara la virginidad de María si tal virginidad no se iba a conservar después. No hay que olvidar que el propósito de María debe entenderse necesariamente como formado bajo el influjo de la gracia.

También corrobora la virginidad de María el que en el Evangelio jamás se vean otros hijos de José y María. En Egipto, en Belén, en Nazaret, en Jerusalén, la Sagrada Familia la forman solamente Jesús, José y María. En la cruz se encuentran solamente dos: Jesús y María, y esta tan sola que Jesús tiene que buscarle un hijo en San Juan.

OBJECIONES DE LOS NO CATÓLICOS

Algunos protestantes creen encontrar expresiones en la Biblia que dejan entrever que la virginidad de María no fue perpetua. Con el conocimiento que se tiene hoy de las lenguas orientales, es muy fácil salvar este error, como lo veremos en los tres pasajes bíblicos más frecuentemente aducidos.

1.- “José recibió a su mujer; y no se unió a ella hasta que dio a luz a su Hijo”. (Mt 1, 25)

La expresión semítica “hasta” sirve únicamente para enfatizar el que la concepción y nacimiento de Jesús fue virginal. No dice absolutamente nada de lo que sucedió después.

La misma expresión no ofrece ninguna duda cuando se emplea en otros casos:

  • Hablando de la hija de Saúl (II Sam 6, 23): “Mikol, hija de Saúl, no tuvo hijo alguno hasta el día de su muerte”. Evidentemente, la expresión “hasta” no pretende dejar abierta la posibilidad de que tuviera hijos tras su muerte.
  • En la despedida de Jesús a sus discípulos: “Mirad, yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 30). No quiere indicar que estará únicamente hasta el fin del mundo, sino por toda la eternidad.
  • Hablando a San Juan Bautista: “Vivió en el desierto hasta el día de su manifestación a Israel” (Lc. 1, 80). Sabido es que, después de su manifestación a Israel, el Bautista siguió habitando en el desierto.

De la misma manera “no se unió a ella hasta que dio a luz a su hijo”, no significa en absoluto que después sí se uniera a ella. Ni siquiera pretende dejar la duda.

2.- “María dio a luz a su hijo primogénito”. (Lc, 2,7)

Primogénito (es decir, primer hijo) no significa primero entre varios. En lenguaje bíblico, primogénito es el primero, el que debe ofrecerse al Señor, tenga o no más hermanos.

Es conocido el hallazgo de un epitafio egipcio del siglo V a.C. En él se inscribieron las quejas de la madre: “El destino me empujó a la muerte con dolores al nacerme mi primogénito”. Aquel primer nacido fue también el único, lo mismo que Jesús lo es de la Virgen María.

3.- “¿No se llama su Madre María y sus hermanos Jacob, José, Simón y Judas? Y sus hermanas ¿no están todas con nosotros?” (Mt. 13, 55-56)

Este y otros pasajes semejantes, parecerían afirmar que María tuvo al menos siete hijos. Sin embargo, en ningún sitio se llama “hijo de María” a ninguno excepto a Jesús. De aquellos sólo se dice que eran “hermanos de Jesús”, expresión que en la Biblia designa tanto a los hermanos carnales como a los primos, amigos y ciertos descendientes.

En Gn. 13, 8 Abraham llama a Lot hermano, cuando en realidad es sobrino suyo (Gn. 12, 5). Muchos otros ejemplos se podrían aducir aquí. De hecho, por la Biblia sabemos que dos de estos “hermanos” son hijos de otra María, la cual estaba casada con Cleofás: “Junto a la cruz de Jesús estaban su Madre y la hermana de su Madre, María, mujer de Cleofás y María Magdalena” (Jn. 19, 25) y según otro evangelista, cuando Jesús murió en la cruz “había allí muchas mujeres mirando desde lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago y José, y la madre de los hijos del Zebedeo”. (Mt. 27, 55-56)

Este Cleofás, padre de Santiago (Jacob) y José debió de ser hermano de San José, con lo cual los llamados “hermanos de Jesús” debieron de ser sus primos. Si los primeros en la lista de “hermanos” son en realidad primos, ¿qué parentesco debieron tener los demás?

“La dignidad de la Virginidad tiene su principio en la Madre del Señor”.

San Agustín

La virginidad de la carne es a la vez, y quizá principalmente, signo y expresión visible de la virginidad del espíritu, de la virginidad del amor. Contemplar esta virginidad de la Virgen María es entrar en un misterio totalmente insondable, en una perfección de amor que no tiene término de comparación por el que podemos entenderlo.

Quien se ha introducido en este misterio verá a María no sólo como Madre del Verbo encarnado sino también como Esposa de ese mismo Verbo (como la vieron los Santos Padres) y contemplará en Ella el modelo que incansablemente ha de imitar en sus relaciones con Jesús.

La Iglesia, y con ella cada alma en gracia, no sólo es Cuerpo de Cristo sino Esposa de Cristo, en comunidad de vida y de actividad con Él. Tanto más se acercarán la Iglesia y las almas al estado de perfectas esposas de Cristo cuanto más de cerca imiten el amor virginal de su Madre María, y la comunión que ese amor genera.

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