FIESTA DE LA VIRGEN DEL CISNE EN LAVAPIES MADRID
18:37
PARROQUIQ SAN LORENZO
El santuario de la Virgen del Cisne está en Lavapiés, en la parroquia de San Lorenzo, una iglesia multicultural
Una multitud se hizo presente en los actos en homenaje a la Virgen realizados el pasado fin de semana en el barrio Lavapiés y en el Parque Calero.
Soraya Constante>Latino
Tenía casi nueve meses de embarazo cuando llegó a la parroquia de San Lorenzo, en el barrio de Lavapiés: iba a hacer una ofrenda a la Virgen del Cisne. Fue acompañada por una peluquera y ahí mismo se cortó todo el pelo, que le sobrepasaba la cintura y que había sido meticulosamente cuidado con agua de romero.
Le explicó al sacerdote que hacía la ofrenda para pedir por el bienestar de la niña que llevaba en el vientre, y le rogó que usara su pelo para confeccionar la larga cabellera rizada que caracteriza a la patrona de los ecuatorianos, a ‘La Churona’.
“Lo hice de corazón”, responde Rosa Carmita Yunga cuando se le pregunta por su ofrenda. Han pasado tres meses de eso y su hija Ana Belén crece saludablemente. “Gracias a la Virgen”, dice esta ecuatoriana, de 34 años, oriunda de Cuenca, y residente en Madrid desde hace ocho años.
Como ella, otros ecuatorianos agradecen a la Virgen del Cisne por los favores recibidos y también se refugian en ella en los momentos de dolor. El padre Juan José Arboli, quien fue a Ecuador a buscar la talla de la Virgen, también trajo de Loja una urna de madera, similar a las que abundan en las iglesias ecuatorianas, donde los fieles dejan sus intenciones escritas en minúsculos papeles y alguna que otra fotografía de sus seres queridos con alguna petición específica.
Este religioso se ha sorprendido de encontrar hasta ecografías dentro de la urna, pidiendo por el bienestar de los niños que están por nacer. Él se encarga de recoger todo y de orar por aquellas personas que depositan sus peticiones en la iglesia de Lavapiés.
EL VIAJE DE LA VIRGEN
La Virgen del Cisne es una de las más veneradas en Ecuador. En Madrid, hace dos años, nació una asociación de ecuatorianos encargada de promover la fiesta alrededor de la llamada ‘Reina del Cisne’. La riobambeña Carmen Ballagán, presidenta de esa agrupación, trajo una talla de la Virgen y consiguió un lugar para ésta en la parroquia de San Lorenzo.
Lamentablemente, el año pasado surgieron diferencias entre la gente de la asociación y el párroco de la iglesia. Los primeros querían colocar, junto a la imagen, una caja para recaudar las limosnas y usarlas para la fiesta anual, pero el párroco se negó y la talla fue retirada del templo por la asociación.
Los devotos, ajenos a esa polémica, solo reclamaban la presencia de su icono de fe en la iglesia y el párroco tomó la decisión de enviar un sacerdote a Ecuador, para que se ocupara de traer otra imagen de la patrona de los ecuatorianos.
El padre Juan José Arboli fue el encargado de viajar, y desde Madrid se contactó con Monseñor Hugo Lino, obispo de Loja, y también con el director del Santuario de Nuestra Señora del Cisne en ese entonces, el padre Armando Jiménez.
Ambos recibieron al sacerdote español y le entregaron la talla de la Virgen, hecha en Ibarra y bendecida en El Cisne. La prueba de esta bendición está en la Iglesia de Lavapiés. A los pies de la Virgen del Cisne se encuentra una certificación enmarcada, extendida por el rector del Santuario de Nuestra Señora del Cisne, con fecha 1 de noviembre del 2006.
El padre Juan José rememora su viaje a Ecuador y reconoce que se sorprendió por la fe que encontró en ese país, pues fue testigo del retorno de la imagen de la Virgen del Cisne a su santuario, después de estar en la ciudad de Loja desde el 20 de agosto. Vio grandes peregrinaciones, gente que caminaba descalza, que rezaba y cantaba sin cesar, gente de fe.
Esa es la fe que ha emigrado a Madrid con los ecuatorianos. Nada más llegar la Virgen a Lavapiés, dos ecuatorianas donaron vestidos que confeccionaron para ‘La Churona’, uno de ellos un atuendo saraguro hecho a medida, para la Virgen y para el niño que carga en sus brazos. Otro grupo de devotas se ocuparon de acondicionar un guardarropa para la ‘Reina del Cisne’, cubrieron las paredes de un armario de la sacristía con terciopelo y compraron cajas especiales para guardar los accesorios. El cuidado es tal, que la Virgen hasta tiene botellas de perfume propio.
LA PARADA EN COLOMBIA
En el Cisne, cuenta el padre, le regalaron dos vestidos que la talla original había llevado en años anteriores y, con todo esto, el religioso emprendió el viaje de vuelta a España, pero antes hizo una escala en Bogotá, pues algunos fieles colombianos le habían sugerido que trajera también al Divino Niño Jesús.
Así lo hizo, con la respectiva bendición que la imagen recibió en la Parroquia del 20 de Julio; de eso también hay un documento que está enmarcado y expuesto en el templo de San Lorenzo.
El padre llega a este punto del relato y cuenta que nunca va a olvidar su paso por Colombia, por lo que vivió en el aeropuerto de Bogotá, y se atreve a compartir su historia porque está convencido de que tanto la Virgen del Cisne como el Divino Niño Jesús le ayudaron a salir del aprieto que vivió cuando un grupo de policías lo requisaron.
De nada sirvieron los documentos que lo acreditaban como un religioso, los uniformados le detuvieron por varios minutos y le amenazaron con romper ambas tallas para comprobar que no llevaba drogas en su interior. Las esculturas tuvieron que pasar por rayos X y su maleta bajo la lupa de varios agentes, hasta que uno encontró las novenas del Divino Niño que había comprado en Bogotá, para regalarlas a los creyentes que asisten a la iglesia de Lavapiés. El policía le pidió algunas novenas y después de esto cerró su equipaje y le deseo un feliz viaje.
LA IGLESIA DE SAN LORENZO
La parroquia de San Lorenzo es un espacio multicultural. No solo alberga a la patrona de los ecuatorianos, sino también al Divino Niño Jesús de los colombianos (foto), a la Virgen de Caacupé, de los paraguayos, y hasta una Cruz hondureña. Otra prueba de acogida es el coro, que integra a 22 países y tiene las banderas de todos ellos en la sala de ensayos.
El santuario de la Virgen del Cisne está en Lavapiés, en la parroquia de San Lorenzo, una iglesia multicultural
Una multitud se hizo presente en los actos en homenaje a la Virgen realizados el pasado fin de semana en el barrio Lavapiés y en el Parque Calero.
Soraya Constante>Latino
Tenía casi nueve meses de embarazo cuando llegó a la parroquia de San Lorenzo, en el barrio de Lavapiés: iba a hacer una ofrenda a la Virgen del Cisne. Fue acompañada por una peluquera y ahí mismo se cortó todo el pelo, que le sobrepasaba la cintura y que había sido meticulosamente cuidado con agua de romero.
Le explicó al sacerdote que hacía la ofrenda para pedir por el bienestar de la niña que llevaba en el vientre, y le rogó que usara su pelo para confeccionar la larga cabellera rizada que caracteriza a la patrona de los ecuatorianos, a ‘La Churona’.
“Lo hice de corazón”, responde Rosa Carmita Yunga cuando se le pregunta por su ofrenda. Han pasado tres meses de eso y su hija Ana Belén crece saludablemente. “Gracias a la Virgen”, dice esta ecuatoriana, de 34 años, oriunda de Cuenca, y residente en Madrid desde hace ocho años.
Como ella, otros ecuatorianos agradecen a la Virgen del Cisne por los favores recibidos y también se refugian en ella en los momentos de dolor. El padre Juan José Arboli, quien fue a Ecuador a buscar la talla de la Virgen, también trajo de Loja una urna de madera, similar a las que abundan en las iglesias ecuatorianas, donde los fieles dejan sus intenciones escritas en minúsculos papeles y alguna que otra fotografía de sus seres queridos con alguna petición específica.
Este religioso se ha sorprendido de encontrar hasta ecografías dentro de la urna, pidiendo por el bienestar de los niños que están por nacer. Él se encarga de recoger todo y de orar por aquellas personas que depositan sus peticiones en la iglesia de Lavapiés.
EL VIAJE DE LA VIRGEN
La Virgen del Cisne es una de las más veneradas en Ecuador. En Madrid, hace dos años, nació una asociación de ecuatorianos encargada de promover la fiesta alrededor de la llamada ‘Reina del Cisne’. La riobambeña Carmen Ballagán, presidenta de esa agrupación, trajo una talla de la Virgen y consiguió un lugar para ésta en la parroquia de San Lorenzo.
Lamentablemente, el año pasado surgieron diferencias entre la gente de la asociación y el párroco de la iglesia. Los primeros querían colocar, junto a la imagen, una caja para recaudar las limosnas y usarlas para la fiesta anual, pero el párroco se negó y la talla fue retirada del templo por la asociación.
Los devotos, ajenos a esa polémica, solo reclamaban la presencia de su icono de fe en la iglesia y el párroco tomó la decisión de enviar un sacerdote a Ecuador, para que se ocupara de traer otra imagen de la patrona de los ecuatorianos.
El padre Juan José Arboli fue el encargado de viajar, y desde Madrid se contactó con Monseñor Hugo Lino, obispo de Loja, y también con el director del Santuario de Nuestra Señora del Cisne en ese entonces, el padre Armando Jiménez.
Ambos recibieron al sacerdote español y le entregaron la talla de la Virgen, hecha en Ibarra y bendecida en El Cisne. La prueba de esta bendición está en la Iglesia de Lavapiés. A los pies de la Virgen del Cisne se encuentra una certificación enmarcada, extendida por el rector del Santuario de Nuestra Señora del Cisne, con fecha 1 de noviembre del 2006.
El padre Juan José rememora su viaje a Ecuador y reconoce que se sorprendió por la fe que encontró en ese país, pues fue testigo del retorno de la imagen de la Virgen del Cisne a su santuario, después de estar en la ciudad de Loja desde el 20 de agosto. Vio grandes peregrinaciones, gente que caminaba descalza, que rezaba y cantaba sin cesar, gente de fe.
Esa es la fe que ha emigrado a Madrid con los ecuatorianos. Nada más llegar la Virgen a Lavapiés, dos ecuatorianas donaron vestidos que confeccionaron para ‘La Churona’, uno de ellos un atuendo saraguro hecho a medida, para la Virgen y para el niño que carga en sus brazos. Otro grupo de devotas se ocuparon de acondicionar un guardarropa para la ‘Reina del Cisne’, cubrieron las paredes de un armario de la sacristía con terciopelo y compraron cajas especiales para guardar los accesorios. El cuidado es tal, que la Virgen hasta tiene botellas de perfume propio.
LA PARADA EN COLOMBIA
En el Cisne, cuenta el padre, le regalaron dos vestidos que la talla original había llevado en años anteriores y, con todo esto, el religioso emprendió el viaje de vuelta a España, pero antes hizo una escala en Bogotá, pues algunos fieles colombianos le habían sugerido que trajera también al Divino Niño Jesús.
Así lo hizo, con la respectiva bendición que la imagen recibió en la Parroquia del 20 de Julio; de eso también hay un documento que está enmarcado y expuesto en el templo de San Lorenzo.
El padre llega a este punto del relato y cuenta que nunca va a olvidar su paso por Colombia, por lo que vivió en el aeropuerto de Bogotá, y se atreve a compartir su historia porque está convencido de que tanto la Virgen del Cisne como el Divino Niño Jesús le ayudaron a salir del aprieto que vivió cuando un grupo de policías lo requisaron.
De nada sirvieron los documentos que lo acreditaban como un religioso, los uniformados le detuvieron por varios minutos y le amenazaron con romper ambas tallas para comprobar que no llevaba drogas en su interior. Las esculturas tuvieron que pasar por rayos X y su maleta bajo la lupa de varios agentes, hasta que uno encontró las novenas del Divino Niño que había comprado en Bogotá, para regalarlas a los creyentes que asisten a la iglesia de Lavapiés. El policía le pidió algunas novenas y después de esto cerró su equipaje y le deseo un feliz viaje.
LA IGLESIA DE SAN LORENZO
La parroquia de San Lorenzo es un espacio multicultural. No solo alberga a la patrona de los ecuatorianos, sino también al Divino Niño Jesús de los colombianos (foto), a la Virgen de Caacupé, de los paraguayos, y hasta una Cruz hondureña. Otra prueba de acogida es el coro, que integra a 22 países y tiene las banderas de todos ellos en la sala de ensayos.
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